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Principios de la accesibilidad

La Accesibilidad Universal se muestra como un estado ineludible para el ejercicio de los derechos en igualdad de oportunidades de todas las personas. La forma en la que se diseña hoy en día, teniendo en cuenta solo las necesidades de una persona “estándar”, genera una serie de barreras para otras que no cumplen con las medidas tenidas en cuenta. Por ello, la accesibilidad debe de considerarse un asunto que atañe a todas las personas, y no sólo a una minoría. Todos, en algún momento, hemos necesitado o necesitamos de la accesibilidad para poder gozar de la prestación de un servicio, utilización de un bien o poder comunicarnos con nuestros iguales. La accesibilidad permite que todas las personas puedan llevar una vida autónoma, participando plenamente de la vida social.

Para conceptualizar la accesibilidad y poder empezar a considerarla como algo científico es imprescindible fundamentarla en unos cimientos sólidos. Desde hace varios años, algunos teóricos establecen aspectos que sustentan la Accesibilidad Universal en sus trabajos, dotándose de una serie de principios metodológicos.

En primer lugar, debemos señalar que cualquier entorno ha de organizarse de modo que permita a una persona desenvolverse de la manera más independiente, segura y natural posible, sin necesidad de ayuda de terceras personas o de productos de apoyo adicionales.

Por ello, la accesibilidad debe de considerarse como una cualidad más del entorno, sin análisis segregados o parciales, sino dentro de la globalidad del medio y las interacciones que existen. Es necesario, cada vez más, eliminar las fricciones entre la persona y el entorno para proporcionar unas condiciones óptimas de seguridad y confort.

La persona debe de acceder al medio en igualdad de oportunidades, independientemente de su condición personal o social. Así mismo, debemos tener presente que toda persona debe desempeñar su rol social en un orden justo y equitativo, con dignidad.

Tampoco debemos olvidar que toda persona tiene el derecho a la autonomía y movilidad personal como aspiración irrenunciable de la propia persona. Unido a ello se encuentra el principio de no discriminación como base para las políticas activas. Esto implica trasladar la responsabilidad que hasta ahora tenían las personas con discapacidad hacia una sociedad adecuada, donde se eliminen las barreras y limitaciones que impiden la plena normalización.

Imagen de una persona en silla de ruedas al inicio de una escalera

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