El uso de animales de asistencia tiene una larga historia y la Asociación de diversas especies animales con la nuestra tiene sus orígenes en las sociedades del paleolítico. Pero ya en 1775 Joseph Resinguer, un austríaco que se había quedado ciego, adiestró a sus tres perros para que le guiaran y le ayudaran a desplazarse. En 1845 se publicó un libro en Alemania de Jacob Birrerque que recogía las técnicas de adiestramiento de los perros como animales de asistencia para personas ciegas.
Con el paso del tiempo van surgiendo diferentes escuelas de adiestramiento y de terapia asistida con animales que no solamente trabajan con personas ciegas, sino que también se orientan a la discapacidad física y orgánica y a la asistencia de otras personas con discapacidad.
Estos perros ayudan a sus dueñas y dueños en determinadas actividades de la vida cotidiana, previenen de riesgos gracias a su capacidad olfativa de detectar cambios en el estado de salud de las personas, por ejemplo en personas diabéticas o epilépticas, alertan a terceras personas en caso de emergencia y previenen situaciones de aislamiento.
En España existen regulaciones autonómicas y entidades de referencia en el adiestramiento de animales de asistencia, pero aún hay vacíos legales que generan dudas en las personas usuarias. Suele haber un largo periodo de espera debido a la gran demanda y supone, en cualquier caso, una gran responsabilidad por parte de la persona que acoge un animal en su casa.
Existe una regulación legislativa de septiembre de 2019 de carácter estatal que equipara a los perros entrenados para dar soporte a personas diabéticas o epilépticas a los perros guía para personas ciegas: